La melaza o "miel" de caña se obtiene de la caña de azúcar mediante su molienda utilizando unos rodillos o mazas que la comprimen fuertemente obteniendo un jugo que luego se cocina a fuego directo para evaporar el agua y lograr que se concentre. El producto final tiene una textura parecida a la miel de abeja y de sabor muy agradable que a muchas personas les recuerda el regaliz.
Durante la evaporación del agua sale hasta la superficie las impurezas que contienen ese jugo. Hay que sacar toda esa impureza, llamada cachaza, para que nos quede una melaza clara, transparente y homogénea y sobre todo ya que las impurezas pueden servir de materia a una fermentación futura.
La melaza o miel de caña es un producto de aspecto similar al de la miel, pero más oscura y con un sabor parecido al del regaliz.
Se elabora a partir de la caña de azúcar y tiene como ventaja, con respecto al azúcar convencional e incluso al azúcar moreno de caña, que está menos refinada y es, por tanto, menos dañina. Es muy rica en elementos nutritivos, ya que contiene una cantidad significativa de vitaminas del grupo B (B1, B2, B6) y ácido pantoténico. En mayor cantidad aún contiene minerales como: hierro, cobre, calcio, fósforo, potasio, magnesio, cinc y cromo.
Se elabora comprimiendo las cañas de azúcar y extrayendo el líquido de su interior, el cual se cuece lentamente para que se evapore el agua sobrante y se obtenga la densidad y concentración que le son características. Al final del proceso se eliminan las impurezas que salen a la superficie ( la "cachaza").
Por todo ello, la melaza es muy recomendable como endulzante y sustituto del azúcar, pudiéndose utilizar en todo tipo de dulces, zumos, yogures, etc. La melaza o miel de caña es muy rica en hierro, magnesio y vitaminas del grupo B siendo ideal para deportistas, anemias, niños, fatiga o postpartos. La melaza o miel de caña es un endulzante natural ideal para recuperar fuerzas y disfrutar de su sabor.